El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad del cristianismo. El Espíritu Santo es una persona distinta del Padre y del Hijo (primera y segunda persona de la Santísima Trinidad) pero posee con ellos una misma naturaleza y esencia divina. Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para la edificación de su iglesia. Uno de ellos es el Don de Fortaleza.

Son muchos los hombres y mujeres que honran a nuestra Iglesia, porque son fuertes al llevar adelante su vida, su familia, su trabajo y su fe. Demos gracias al Señor por estos cristianos que viven una santidad oculta: es el Espíritu Santo quien les conduce.