Domingo 21

SEÑOR DIOS, al comenzar esta reunión queremos que estés presente en nuestra vida. Que las tareas que realicemos tengan un sentido solidario y no sean sólo para beneficio nuestro, sino para que podamos servir a los demás con un espíritu nuevo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de nosotros. Jesús resucitado se dedicó en un primer momento a manifestarse a sus discípulos más cercanos, “les hablaba del Reino de Dios” y no hizo sino afianzar su fe, hacerles experimentar, como algo muy profundo y definitivo, que Él estaba vivo, que su existencia invadía la de ellos como fuerza salvadora y que su misión en el mundo era ser mensajeros de la Buena Noticia del Reino. 

Por eso la despedida fue ante todo un envío que sigue resonando en nuestros corazones para que continuemos la tarea de los primeros discípulos. Nosotros también somos enviados.

Lectura de San Mateo 28,16-20. El evangelista sinóptico habla sobre la gran comisión de anunciar el Evangelio.


REFLEXIÓN. ¿De qué manera soy testimonio vivo del amor de Cristo?

(Acá se le otorga la palabra a cada uno de los integrantes).


PADRE NUESTRO

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...

CONCLUSION


Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvos. Amén.