La Santísima Trinidad es una, confesamos un solo Dios en tres personas, cada una de ellas es enteramente Dios: «El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza.» (CIC 253). Tienen la misma naturaleza y divinidad.

Dios es uno y trino, en Él se manifiestan las tres personas divinas, distinguiéndose entre sí, por la diversidad de su misión:

El Padre, primera persona, es el Creador de todas las cosas y de manera especial del ser humano, hecho a su imagen y semejanza;

Jesús, es el Hijo, segunda persona, encarnado por amor a nosotros, para dar cumplimiento a la obra redentora, liberándonos del pecado y dándonos la vida eterna; y el Espíritu Santo, tercera persona, donde el Padre y el Hijo, se hacen presentes en nuestra vida a través de Él, iluminándonos, santificándonos y ayudándonos con sus dones, para alcanzar la vida eterna.

Hay una comunión perfecta entre ellas, donde cada una está contenida en las otras dos.

Estamos invitados a vivir en esta unidad perfecta de la Trinidad.