Fray Luis Antonio Salazar es un fraile capuchino de 34 años que invita a “vivir el evangelio” a sus miles de seguidores en redes sociales, y que se convence cada día más, de que las tecnologías de la comunicación son el “nuevo púlpito de la Iglesia”.

El fraile emplea vídeos breves y un lenguaje cercano para explicar el evangelio y temas sobre doctrina de la Iglesia Católica. Actualmente, cuenta con más de 53 mil seguidores en Instagram y 4 mil en Facebook.


“Empezamos de una manera muy rudimentaria, con poca luz e incluso con un audio de no tan buena calidad. Sin embargo, esto le empezó a gustar a la gente y nos aportaban cómo mejorar en cada edición de ‘Vivir el Evangelio’. Había feedback con las personas”, recordó.

En diálogo con ACI Prensa, el religioso comentó que la iniciativa de evangelizar por redes sociales fue, sin lugar a duda, “una inspiración del Espíritu Santo”. Asimismo, contó que un joven estudiante de comunicación social y miembro de la juventud franciscana de su parroquia se le acercó y le propuso impulsar su cuenta de Instagram @flas7.0, que en ese momento contaba con 5 mil seguidores.

“Fue muy espontáneo como las cosas del espíritu”, expresó.

El sacerdote ingresó a la orden de frailes menores capuchinos a los 18 años en el año 2003, y lleva 5 años en el sacerdocio. Actualmente, es párroco en la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, ubicada en Caracas (Venezuela).

“Tenemos que entender que este es el nuevo púlpito de la Iglesia. Yo siento que esta es nuestra parroquia digital, por medio del cual nosotros también estamos evangelizando y predicando a Cristo”, reflexionó.

En ese sentido, el fraile siente que está cumpliendo con el mandato que Cristo le dio a sus apóstoles: “vayan y anuncien a todas las naciones la buena noticia”.

“Hay que tratar de llevar este mensaje de Jesús a las personas a través de todas las redes sociales: Twitter, Instagram, Facebook, Youtube, para que se queden con algo que les ayude y transforme su vida, y así se den cuenta de que no es tan difícil seguir a Jesús. Solo hay que comprometerse”, aseveró.


“Estas son las nuevas redes que estamos lanzando al mundo para pescar hombres y mujeres para Dios”, reflexionó el religioso sobre la misión que Cristo le ha dejado a los católicos.La situación en su país: Venezuela
Sobre la difícil situación que se vive en Venezuela, el fraile comentó que “las crisis nos hacen crecer”.
“Los venezolanos necesitan personas que les den esperanza y les recuerden que Dios está con nosotros, que nos acompaña, que no nos ha abandonado”, exhortó.

También manifestó que “hoy más que nunca este medio ayuda a que tengamos entusiasmo”. “La palabra entusiasmo proviene del griego ‘entheos’ y significa ‘tener a Dios por dentro’. Hay que levantarle el entusiasmo a la gente, es decir, que caigan en conciencia que tienen a Dios por dentro y que eso hará posible que tengamos un mejor país”, explicó.

Por ello, dijo que “el rendirse también es un pecado” y que no puede ocurrir en este momento.

“Con el entusiasmo bien fortalecido y la virtud de la esperanza tenemos que decir ‘queremos reconstruir un país’”, agregó

El fraile también destacó su deseo de convertir a Venezuela en una “lámpara” que “ilumine a toda América”.

Fray Luis también comentó las últimas estadísticas que señalan que para el 80% de los venezolanos la institución con mayor credibilidad en el país es la Iglesia Católica.

“Nosotros como Iglesia tenemos el papel fundamental de estar con el pueblo, como también lo dice la Conferencia Episcopal Venezolana”, declaró.

De igual manera, dijo que su comunidad viene realizando cinco apostolados grandes de caridad, entre los que se encuentra la “olla milagrosa”, la cual atiende alrededor de 600 personas semanalmente que carecen de alimento.

Asimismo, cuentan con una “sala de espera”, donde se brindan 15 minutos de evangelización antes de repartir alimento a los necesitados.

“No solo alimentamos el cuerpo, sino también el alma”, aseguró.

Otros apostolados son “Remedio entre todos”, donde personas laicas se encargan de brindar medicamentos a los necesitados; “El Ropero” dirigido a los pobres; y “El kilo de amor”, un conjunto de bienes que el sacerdote entrega a las personas en situación de calle.

Estos apostolados se unen al servicio diario de alimentación para ancianos y niños que se encuentra en el barrio Chapellín.

El fraile destacó que como Iglesia se vienen preparando para el cambio, porque “Dios quiere lo mejor para Venezuela”, por lo cual es importante “hacer mayor conciencia de que merecemos un país mejor del que tenemos”.
“Lo mejor que me puede haber pasado en la vida es ser fraile capuchino”

Fray Luis Antonio Salazar sintió el llamado alrededor de los 17 años.

“Cuando era adolescente, jamás quise ser cura ni mucho menos ser fraile capuchino. Comencé a sentir un vació a esa edad… quería ser arquitecto, para arreglar las casas del barrio pobre donde vivía; luego quise ser médico cuando a mi papá le dio un infarto porque quería ayudar a los enfermos; e incluso quise estudiar comunicación audiovisual”, comentó.

Finalmente, Fray Luis estacó que la vida religiosa le ha permitido ser “arquitecto de la Iglesia, al buen estilo de San Francisco de Asís, médico de las almas y comunicador del evangelio”.

“Yo descubrí mi vocación porque sentía que me faltaba algo en la vida, sentía tristeza. Hice la convivencia con los frailes y descubrí que era allí donde me sentía pleno y realizado como ser humano”, concluyó.