El diálogo como un instrumento concreto y válido para construir la paz y la unidad. Si nuestro amor llega al diálogo, sobre todo en tiempos difíciles, es un amor sincero y esperanzador. Jesús nos dio el ejemplo, Él, que dijo: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por los otros” (Jn 15, 13), la dio realmente, la dio por nosotros pecadores y quizá en algún momento no precisamente amigos suyos.