Domingo 11

SEÑOR DIOS, al comenzar esta reunión queremos que estés presente en nuestra vida. Que las tareas que realicemos tengan un sentido solidario y no sean sólo para beneficio nuestro, sino para que podamos servir a los demás con un espíritu nuevo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.


La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Una vez que hemos recibido el perdón del Señor porque hemos reconocido nuestro pecado, pasamos a caer en la cuenta y experimentar lo que significa que el Señor nos  haya perdonado. Porque cuando el Señor nos libera del pecado Él mismo llega al  corazón y nos trasforma y reconstruye su imagen de resucitado en el corazón.


Lectura de San Juan 8, 1--11. Acá nos relata el evangelista el caso de la mujer adúltera  y a su defensa Jesús. En tiempos de Jesús la Ley era realmente implacable con las mujeres sorprendidas cometiendo adulterio. Todavía, a veces leemos que en el Medio Oriente se castiga a las mujeres por algún motivo grave. Imaginémonos lo que sentiría aquella pobre mujer a punto de morir con una muerte cruel, lenta, realmente sanguinaria. ¡Qué horror! 


REFLEXIÓN.  ¿Cómo me esfuerzo en mi conversión personal?


(Acá se le otorga la palabra a cada uno de los integrantes).


PADRE NUESTRO

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...

CONCLUSION


Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvos. Amén.