Domingo 6
SEÑOR DIOS, al comenzar esta reunión queremos que estés presente en nuestra vida. Que las tareas que realicemos tengan un sentido solidario y no sean sólo para beneficio nuestro, sino para que podamos servir a los demás con un espíritu nuevo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Una vez que hemos caído en la cuenta de cómo experimentamos la acción de Dios y cómo nos habla en medio de esta vida, continuamos nuestro camino haciéndonos la pregunta fundamental sobre el sentido de la vida: para qué nos está creando el Señor en cada instante.
Si nosotros saliéramos, en un momento dado, a la calle y nos encontráramos, por ejemplo, con un mensajero, con un zapatero en la puerta de su taller, o a una señora vendiendo buñuelos y a la otra llevando de la mano a su hijo pequeño, y les preguntáramos ¿para qué hacen eso? Todos, absolutamente todos, nos darían alguna respuesta correcta: Llevo correspondencia a la oficina, hago zapatos para ganarme la vida, lo mismo la de los buñuelos, llevo a mi hijo al jardín para que aprenda. Si no saben para qué hacen algo, no están bien de la cabeza.
Lectura de Génesis 1, 24-‐27 y 31. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
REFLEXIÓN. ¿A qué me siento llamado por Dios?
(Acá se le otorga la palabra a cada uno de los integrantes).
PADRE NUESTRO
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...
CONCLUSION
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvos. Amén.