Domingo 1

SEÑOR DIOS, al comenzar esta reunión queremos que estés presente en nuestra vida. Que las tareas que realicemos tengan un sentido solidario y no sean sólo para beneficio nuestro, sino para que podamos servir a los demás con un espíritu nuevo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.


La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Al compartir la historia personal de fe, descubrimos que la imagen que tenemos de Dios influye en el modo como construimos nuestra vida, como nos relacionamos con los otros, con el mundo y con Dios. La imagen que tengo de Dios determina mi modo de proceder y de vivir. De la imagen que tengo y vivo de Dios y de la relación que llevo con Él, surge una idea o concepción de pecado, mi vivencia de fe y mi grado de madurez personal. ¿Dios es para mí: manipulador, castigador, paternalista, sobreprotector, lejano, una idea general sin valor real? O por el contrario, ¿es amoroso, cercano, misericordioso, paciente, que espera, cree y confía en mí? El Dios que nos revela o muestra Jesús nos aclarará mejor esta pregunta.

Lectura Hechos 22, 1-16. Acá es en donde San Pablo cuenta su vida.


REFLEXIÓN.  ¿Qué pudimos conocer de la personalidad de Pablo? ¿Cómo era su vida antes de la conversión? ¿Qué hizo luego de su encuentro con el Señor Jesús? El animador debe resaltar que toda verdadera experiencia de Dios cambia a la persona para bien.

¿Cómo Dios ha cambiado mi vida? (acá se le otorga la palabra a cada uno de los integrantes).


PADRE NUESTRO

Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...

CONCLUSION


Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvos. Amén.