¿Recuerdas la película «El Padrecito» de Mario Moreno, Cantinflas? Pues entre broma y broma en una de sus escenas se animó a citar a 3 Papas para no confundir la Fe Católica con el comunismo.

Seguro recuerdas esta escena. Mírala y luego te explicamos algunos detalles que probablemente pasaron desapercibidos:



En el numeral 61 de dicha encíclica su santidad Pío XI dice que:

Hay que luchar, por consiguiente, con todo vigor y empeño para que, al menos en el futuro, se modere equitativamente la acumulación de riquezas en manos de los ricos, a fin de que se repartan también con la suficiente profusión entre los trabajadores

¡Hey! Pero no es literalmente lo que dijo Cantinflas en la película. Es cierto. Sucede que San Juan XXIII, en una carta dirigida al arzobispo de Halifax, parafraseó dicho numeral de la siguiente manera: “hoy, aún más que en los tiempos de Nuestro Predecesor ‘se ha de procurar con todo esfuerzo que, al menos para el futuro, sólo una parte justa de las riquezas adquiridas se acumulen en manos de los ricos y se distribuyan en bastante profusión entre los obreros’”.

Probablemente Cantinflas haya tomado esa expresión de San Juan XXIII quien parafraseó la encíclica de Pío XI.

Una vez más Cantinflas cita literalmente lo dicho por el santo padre.

León XIII – Rerum Novarum – Año 1891

Cantinflas hace referencia a esta encíclica aunque no la cita textualmente. De hecho, la frase de Cantinflas “el estado debe ayudar a la clase proletaria porque del trabajo y del esfuerzo del obrero salen las riquezas de los estados” es,un resumen del numeral 23 de esta encíclica:

“Así, pues, los que gobiernan deber cooperar, primeramente y en términos generales, con toda la fuerza de las leyes e instituciones, esto es, haciendo que de la ordenación y administración misma del Estado brote espontáneamente la prosperidad tanto de la sociedad como de los individuos, ya que éste es el cometido de la política y el deber inexcusable de los gobernantes. Ahora bien: lo que más contribuye a la prosperidad de las naciones es la probidad de las costumbres, la recta y ordenada constitución de las familias, la observancia de la religión y de la justicia, las moderadas cargas públicas y su equitativa distribución, los progresos de la industria y del comercio, la floreciente agricultura y otros factores de esta índole, si quedan, los cuales, cuanto con mayor afán son impulsados, tanto mejor y más felizmente permitirán vivir a los ciudadanos”.