Para que el "Ser Creyente" encuentre sentido debes analizarlo y estar consciente que esto funciona solamente en dos vías

En general, se podría decir que hay dos modos de plantearse la religión:

1. Ascendente: el hombre busca caminos hacia su Creador: se esfuerza por llegar, se “estira” para alcanzar a Dios: conocerlo, agradarlo, honrarlo.

2. Descendente: Dios que se dirige al hombre y se revela, lo salva y le muestra el camino de salvación.

En el primer modo el hombre sigue el impulso interior que lo lleva a buscar a su Creador y su plenitud. Es elogiable y muestra una excelente intención. Pero por este camino podrá llegar tan lejos como sea capaz... lo que siempre será poco. El ascenso humano hacia Dios es claramente insuficiente para alcanzar a Dios de modo pleno. Por muy valioso que sea -y lo es-, su resultado no puede no ser una religión humana; es decir, hecha por hombres. Con muchos elementos verdaderos, algunos inventos de la imaginación humana, y también los inevitables errores reflejo de las limitaciones del hombre.

Existe un mundo superior a nosotros. Puede ser difícil buscarlo, pero renunciar a su búsqueda no es sensato.

En este terreno es obvio que necesitamos fe. Sin fe no se puede acceder a Dios. Sin fe no se puede reconocer la religión verdadera.

No se puede obligar a creer: libremente se debe aceptar a Dios y su revelación.

Se puede rezar por quien no cree para que lo encuentre. Y ayudarlo a buscar.

Pero loco sería quien pretendiese imponer a Dios sus propios gustos y modas. Y, más todavía, quien se erigiera en juez de su Creador, exigiéndoles explicaciones sobre lo que hace o permite.
No, la religión no la hacemos nosotros, para nuestra fortuna viene de lo alto; y esto es lo mejor que nos podría haber sucedido.