En una plaza de san Pedro acariciada en las primeras horas de la mañana por el sol primaveral, el Papa Francisco continuó con su nuevo ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, interrumpido la semana pasada  por su catequesis sobre su reciente viaje apostólico en Rumanía. El pasaje evangélico del cual tomó el punto de partida de su reflexión fue el capítulo 1 de los Hechos, versículos 21-22.26. 

Aferrados a María
«Hemos comenzado un nuevo ciclo de catequesis que seguirá el «viaje» del Evangelio que narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Todo tiene origen en la Resurrección de Cristo, que es la fuente de vida nueva. Por eso los discípulos permanecen unidos y perseverantes en la oración, junto a María, la Madre de Jesús y de la nueva comunidad, en espera de recibir el Espíritu Santo».

Uno de los dolorosos acontecimientos de la Pasión que muestra este libro, dijo el Papa, es que los Apóstoles del Señor ya no son los doce elegidos por Él, sino once. Esto sucede porque Judas se quitó la vida aplastado por el remordimiento:

«Esa primera comunidad estaba formada por ciento veinte hermanos y hermanas, un número que contiene el doce, emblemático para Israel, por las doce tribus, y también para la Iglesia, por los doce Apóstoles elegidos por Jesús, que después de los acontecimientos dolorosos de la pasión, con la traición de Judas, se redujeron a once».



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