Una plegaria confiada en la mano pródiga del Señor, quien dipone de todo para el bien de los que ama.

Dios y Señor Nuestro, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

cuya Providencia no se equivoca en todo lo que dispone,

y nada acontece que no lo ordene,

rendidamente te pedimos y suplicamos

que apartes de nosotros todo lo que nos pueda separar de Ti,

y nos concedas todo lo que nos conviene.



Haz que en toda nuestra vida busquemos primeramente Tu Reino

y que seamos justos en todo;

que no nos falte el trabajo,

el techo bajo el cual nos cobijamos,

ni el pan de cada día.

Líbranos de las enfermedades y de la miseria;

que ningún mal nos domine.

Sálvanos del pecado, el mayor de todos los males,

y que siempre estemos preparados santamente a la muerte.



Por Tu Misericordia, Señor y Dios Nuestro,

haz que vivamos siempre en Tu Gracia.

Así seremos dignos de adorar Tu amable Providencia

en la eterna bienaventuranza.

Amén.